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sábado, 29 de mayo de 2021

COLECCIÓN PUCK

 Cuando tenía unos 11/12 años me regalaron unos libros para jovencitas. No eran Los Hollister que parece ser que tenía la gran mayoría, eran los libros de Ulla Scherenhof, de la serie Gina, una muchacha noruega que tenía una hermana mayor, cantante de ópera. 

O los libros de Jill, de Ruby Ferguson, una adolescente que en la campiña inglesa descubre la magia de los caballos que son los únicos amigos que no le fallan en su vida. De estos libros tendría 3 ó 4 de cada uno, y una pena, porque me hubiera gustado leerlos todos.

Sin embargo, de los que más tenía eran de la colección de Puck, de Lisbeth Werner. Aunque tampoco los tenía todos.

Cuando tuvimos la sesión del club de lectura de febrero, Sara Mínguez, una de las compañeras de este club comentó que ella era fan de estas lecturas en su adolescencia y me dijo que tenía todos los libros de la colección.

Por ello, y desde el 1 de febrero he estado alternando estas lecturas de mi juventud con los libros del club de lectura, ya que no he leído otra cosa. Al principio era muy rápido, porque la mayoría de los libros eran de los que yo tenía (que se los quedó mi hermana, pero ya me traje el lote de Sara a la vez, aunque de poco en poco).

Luego he bajado el ritmo poco a poco... sobre todo porque he visto que estos libros eran muy muy machistas. Las mujeres eran colaboradoras de los maridos. No trabajaban fuera, y si lo hacían era porque alguna desgracia había en su familia, como por ejemplo, un divorcio.

Cierto que los libros se desarrollan desde mediados de la década de los 50 hasta los años 60, y cuando hablan de la música moderna, hablan del jazz (Los Beatles no estarían ni en proyecto)... pero creo que bastante bien hemos salido las personas que leímos esto en nuestra adolescencia, porque nos iban "metiendo con calzador" ciertas teorías bastante retrógradas.

El colmo final es cuando Puck, o Bente Whinter se enamora como una tonta en el último libro y decide casarse sin más, sin terminar sus estudios, a la bonita edad de 19 años, con un chico que había conocido un mes antes. Digo yo que tiempo le habría sobrado después para divorciarse y volverse a casar un montón de veces más.

Como curiosidad, decir que la autora, Lisbeth Werner no era una mujer, era el seudónimo de dos escritores daneses, Knud Meister y Carlo Andersen. Así se explica que a veces, a Puck la hagan protagonista de historias que podrían ser "de chicos", pero luego vuelvan erre que erre a la moralización en la que a las chicas se les restringía todo. Las horas de llegar a casa, las relaciones con los chicos... En fin...

Ah, y algo que me ha llamado poderosamente la atención, es la cantidad de azúcar que tomaban estas personas, todas las reuniones las basaban en tomar refrescos, pasteles y chocolate.

Bueno, ha sido bonito recordar. Muchísimas gracias Sara

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