Un libro que me leí posiblemente en verano de 1999, o quizá un poco antes, no lo sé porque no lo apunté. Pero está registrado que lo compramos en octubre de 1998.
Yo tendría 35/36 años cuando lo leí y recuerdo que me gustó mucho. Ahora lo he releído para recordar a mi querida Almudena Grandes.
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Cuando lo leí, tenía la edad de las protagonistas, y ya era madre de mis dos hijos, y como ellas, llevaba tiempo casada y con una familia formada. Hoy en día la gente se casa más tarde o no se casa.
El libro en esencia me ha seguido gustando. Cuatro mujeres que luchan por sus sueños laborales y por sus sueños en su vida. En cierto modo, me parece que la vida de Almudena está reflejada en dos de sus protagonistas... pero bueno, eso es una especulación mía.
Sin embargo, el libro está totalmente obsoleto en algunas cosas. Solo han pasado 23 años desde su publicación y hay cosas que me dejan un poco ojiplática... ¿Cómo podíamos vivir sin el móvil? ¿Y sin el whatsapp?
Lo que hacían con los ordenadores no era prácticamente nada, la corrección de textos, el tratamiento de imágenes... Las tenían en archivos físicos, y las fotos se hacían con carretes, claro.
Había contestadores automáticos... Eso, en el mundo de la inmediatez no se entiende.
¡Y como fumaba la gente! ¡Como carreteros!
Incluso, una de las protagonistas, Marisa, fumaba para hacer algo con las manos, cuando se encontraba tomando una copa, ella sola en algún bar. Con lo fácil que es hoy en día estar sola en una mesa. Te metes en tu móvil y te aíslas de lo que te rodea. Puedes hablar, leer, escuchar música, escribir...
Como casi todo lo que he leído de Almudena Grandes y que tengo en mi casa, me ha vuelto a gustar... sintiéndome huérfana de sus textos... ojalá que algún día publiquen su obra póstuma. Y aunque te hayas ido, para mí nunca habrás muerto.