Casi dos meses sin poner reseñas en el blog… pero
sí que he leído…
Me puse de reto leer Rayuela de Julio Cortázar…, un libro que tenía en casa desde hace más de 25 años, de una de las colecciones que empezamos Carlos y yo de novios. Un libro de una edición barata, con un papel barato, que ha envejecido muy mal.
Y he sido capaz de llegar, un poco estupefacta, al
capítulo 56… pero no he podido con los capítulos prescindibles… sobre todo
porque había que leerlos intercalados con los 56 primeros… y no… tengo muchos
libros por leer… y en la vida hay tan poco tiempo.
Lo empecé, pero no podía volver a releerlo todo… y
hacia arriba, y hacia abajo… No, lo siento…
¿Y qué decir de lo leído? Extraño… surrealista… y a
veces cargante. Me revientan aquellos que escriben en su idioma y luego meten
párrafos enteros en inglés o francés sin el detalle de una traducción. ¿Tenemos
que saber los dos idiomas? ¿Y si no lo sabemos? Eso es algo que no soporto… esa
intelectualidad tan estupenda, que hace que Oliveira mire por encima del hombro
a la Maga y a los lectores que no conocemos estupendamente los dos idiomas.
También me joroba mucho cuando escribe con haches
las palabras sin hache… Supongo que tendría alguna razón, pero me molesta.
Además, lo cínico que fue con la mujer que le
amaba. Tanto como para dejarla en el momento de su máximo dolor, para luego ir
recordándola por las esquinas.
Puede que algún día me lo termine, sobre todo para
aclararme si al final es cierto que la Maga se suicida o no.
Creo que los relatos cortos de Cortázar me gustaron más, y me hicieron pensar.
Sin embargo, y a pesar de todo me quedo con esta
frase llena de amor: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para
encontrarnos”.
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