Tenía interés en leer algo diferente de José María Guelbenzu, y he tenido la oportunidad con este libro que hemos leído entre abril y mayo en el club de lectura.
La sinopsis del libro en la imagen |
Había leído hace ya tiempo tres libros de este autor, de novela negra, de la serie dedicada a la juez Mariana de Marco. Y aunque el primero que leí me gustó mucho, poco a poco fue decayendo mi interés, y aunque había más suyos en casa, no me animé con ellos.
Pinchando en la imagen podrás saber algo de la serie de libros de Mariana de Marco |
Este que ahora hemos leído me ha dejado un poco sentimientos enfrentados. Me lo he leído bastante bien. Terminé uno después de haber pasado varios días de la sesión del club de lectura, y me daba un poco de miedo no llegar a tiempo, pero entre los puentes y que tenía una lectura cómoda, he ido bien. Aunque a veces me pareciera un poquito petulante el autor, empleando términos y expresiones un tanto rebuscados.
¿Me ha gustado? Bueno, no ha estado mal. Me ha gustado porque ha ido narrando una época de la historia de nuestro país. La época de unos jóvenes que se rebelan, a su manera, contra la autoridad establecida, y como pasan de rebeldes a burgueses acomodados. Querían cambiar el mundo, pero, el mundo al final, los adaptó a sus propias leyes.
Ilusiones y sueños que luego se tuvieron que enfrentar a la realidad.
Por esa parte, el libro sí me ha gustado, he seguido atentamente esa trama, ha mantenido mi atención.
Sin embargo... ¿Dónde estaba el amor verdadero? No lo he encontrado a lo largo de las páginas del libro. Una mujer, alta, etérea, hermosa, distante. Un hombre insatisfecho, indeciso, inconstante... se aman... pues sí, se amarán. Tienen un matrimonio por amor, unas hijas a las que la madre adora y a las que el padre tiene que ir conociendo para amarlas..., una pareja como tantas otras, con sus crisis, con su vida a veces rutinaria y monótona. A veces llena de amigos y de salidas nocturnas.
Y sin embargo, son capaces de salir de todas esas rutinas, de todas esas crisis. Posiblemente haya diálogo entre ellos, posiblemente haya respeto (respeto de sus opiniones, de sus espacios, de sus inquietudes).
Sin embargo, seré muy antigua, o es algo que me escuece por dentro, pero creo que el tener relaciones esporádicas o no, con otras personas, engañar a tu pareja, aunque sea de forma discontinua, con personas que no han dejado huella, para mí, no es respetar al otro. ¿Qué pasa? ¿Qué una pareja va a ser más feliz si busca en otros lados la satisfacción o la curiosidad sexual y luego vuelve con el compañero fijo? Y si uno es sincero y lo dice se supera antes o después la crisis. A veces eso también hace que la relación se deteriore totalmente. ¿Y si uno oculta esas relaciones esporádicas e intrascendentes no está mintiendo a su pareja? Será que en estos momentos de mi vida estoy con tolerancia cero a la mentira y cualquier forma de engaño en una relación, pero eso me ha enervado, me ha molestado. No. No me ha gustado. En esos momentos no he visto nada de amor. Sólo el deseo de dos adultos de satisfacerse individualmente.
Y, ya me pareció cuando leí los libros de Mariana de Marco. Es una mujer, pero el autor no es capaz de ponerse en la piel y los sentimientos de una mujer. Describe hechos y acciones con la mentalidad de un hombre. Y con la mentalidad un tanto machista de la visión masculina.
Conoce más del autor en su imagen |
En este libro me ha vuelto a dar esa impresión. Una mentalidad muy de hombre, en la mente de Clara. Una mujer rodeada siempre de los amigos de su marido, a la que no se le ven relaciones de amigas, ni siquiera con Julieta, la gran amiga que a veces les hace de canguro. Las relaciones entre mujeres son más sutiles y profundas, y solemos crear una red de solidaridad femenina que Clara no tiene, o parece no tener. Siempre con su tío Cadavia y sus amigotes, o con su marido Andrés y sus amigotes. Y además no tiene empacho en pegársela con su mejor amigo de la infancia y pretende que a su marido no le importe más que lo justamente necesario, porque él también ha tenido sus aventurillas.
Pero la aventura con Bertoldino, y con Bertoldino y la peruana, se la guarda para ella, porque es normal tener aventuras...
Pero la aventura con Bertoldino, y con Bertoldino y la peruana, se la guarda para ella, porque es normal tener aventuras...
En fin, una mentalidad en la que todo vale. Se puede querer a una persona y tener rollos con otra, rollos superfluos que parece ser que "dan sal y pimienta" a la relación matrimonial... y que no coincide con lo que pienso. Si estoy con alguien, no quiero estar con nadie más. No me parece que exista lealtad. Para mí, no hay amor. Si estoy con alguien, estoy. Si no quiero estar con esa persona, la dejo. Pero no me parece bien lo de nadar y guardar la ropa.
Y al final de su vida, son la pareja perfecta. Las hijas se van, les empieza a ir bien económicamente, vuelven a reencontrarse, tienen el nido vacío y ya están ellos solos de nuevo. Y se aman. Han pasado por las malas rachas, y ya no buscan fuera de casa.
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