Hay formas de estar lejos. De forma física, no estamos con las personas que queremos, porque viven fuera y la vida nos lleva por distintos sitios, pero a pesar de ello, podemos estar muy cerca.
Pinchando en la imagen tenemos la sinopsis |
Y luego, podemos estar en la misma habitación con alguien pero separados por todos los abismos posibles. Esa es, para mí, la forma de estar lejos más dolorosa y sobre todo si es con una persona a la que creímos maravillosa y de la que pensamos que siempre estaría ahí.
Este libro de Edurne Portela me ha parecido duro. Quizá porque algunos aspectos los viví en primera persona, y al leer el libro se me han removido muchas cosas por dentro.
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Qué difícil es ver la situación desde la lejanía. Que indefensas están las personas que caen en las garras de un/a manipulador/a.
Las personas manipuladoras te alejan de aquellas otras que te rodean y que pueden ayudarte, que pueden desenmascararlos. Y mucho más si estás en otro país, en el que el idioma, la cultura y el tipo de sociedad que les rodea es diferente a si estás en tu propio país de nacimiento.
Y menos mal, que en este caso, solo es la relación de pareja la que hay que romper. Menos mal que no hay hijos por medio, porque entonces habrían tenido que pasar muchos más años para esa ruptura, si es que llegaba a producirse. Y en ese intermedio, se gasta la vida. Además, aunque se salga de ese maltrato... a veces, la persona maltratada queda tan devastada que no tiene fuerzas ni ganas de iniciar una nueva relación porque puede pensar en que se repetirán los patrones.
Y lo que está claro, es que no hace falta que te levanten la mano para estar recibiendo un maltrato. El maltrato psicológico puede hacer tanto daño como el físico. Y el maltratador/a no es consciente del daño que hace, o quizá sí. Se cree a su vez, víctima. O se lo hace.
Aquí podéis ver el cuestionario que nos dieron en la última sesión del taller de tertulias literarias.