Recuerdo a mi abuela en el año 1990, con 87 años, meses antes de su fallecimiento, y también del nacimiento de mi primer hijo. Una mujer que había sido lúcida y cabal y que de repente no se acordaba de como se hacía la masa de las croquetas, o un punto determinado de su labor de ganchillo. Recuerdo también la última vez que fue a comer a casa de mis padres.Todo lo que quería, todo lo que pedía cuando regresó a su casa desde hacía más de 20 años, era que la llevasen a su casa. A su casa. A la casa de su infancia, con sus padres, con sus hermanos. Al lugar de su infancia. Donde fue una niña feliz. Al lugar que solo seguía existiendo en el fondo de sus recuerdos, No volvieron a sacarla, porque se desorientaba. Falleció cuatro meses más tarde.
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| En la imagen, la sinopsis |
Este libro de Jesús Carrasco, autor de Intemperie, es duro. Es difícil aceptar el deterioro de nuestros padres, y a veces te encuentras en la encrucijada, padres mayores e hijos muy lejos y te preguntas... ¿Qué pasará con tu vida?
Duro, pero muy bien escrito. Merece la pena, a pesar de todo. Reflexión, que nunca está de más.
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